¡Basta!

¡Basta!
Por:
Enrique Beas.

Un respiro. Un aliento para medirla. Sólo para tomar fuerzas, seguir caminando por la belleza prusiana, y recordar que hubo momentos. Y quedaron recuerdos.

¡Basta!

Caminemos y comentemos, que el 30 hay que volver a lo que muchos dicen: El verdadero Mundial. Por ahora recordemos.


Munich. Alemania. Capricho bávaro modernista, futurista y acojedor. ¿Quién dijo que no sabes bailar? ¿Qué no cantas?... Sí lo haces más que todos, sí cosechas en tus tierras siempre al ario perfecto. En tu memoria te pesa tu nacionalsocialista, ese plan atroz que aniquiló un suspiro de la humanidad, pero con grandeza te levantas en tus milagros, y deseas ganarla a como de lugar. Prepárense, por que el batallón de Ballack sonríe de nuevo por su pasado, en su presente y como siempre en su futuro. Alemania 2 - 0 Suecia.

Leipzig. Alemania. La más oriental de todas. Qué brillante manera de decir a lado de tu historia, tus pensadores, tus músicos, tus ríos, tu progreso capital y tus nulas demoras en la reunificación. Insisto, qué manera de decirle adiós al mundial con el juego digno latino. Gana el de siempre con una centella que alumbra la corta noche de los alemanes. El gol del mundial, obra del trabajo callejero en la Buenos Aires. El pensar que se repetirá ese candado predilecto por la historia, ese que los germanos se traen con los pamperos. En fin, qué noche Leipzig, así como me hiciste festejar, me lo devolviste en llanto. Argentina 2 - 1 México.

Stuttgart. Alemania. Mi consentida. La que se envuelve en sus motores, y coquetea con sus chasises. La historia del conquistado y el conquistador a veces se refleja en la grama. El ecuatoriano nunca encontró el paralelo Greenwich, será que nunca se enteró que los ingleses son un meridiano y no una línea entre el norte y el sur. Sólo el deseo de consagrar a su reina, a su música y a todos sus caballeros de las mesas redondas, que en lugar de enfiladas espadas, encontramos tarros de cerveza. Hacen de Alemania un gigantesco pub británico. Y creen en la reencarnación del diablo, al hacer sus anagramas con el simbólico 6. Inglaterra 1 - 0 Ecuador.

Núrenmberg. Alemania. Fortificas tus deseos de paz sólo para tu milenaria fiesta decembrina. Rindes culto al gordo del trineo todo el rodeo solar de translación. Además en el césped te olvidas del fair play. Aquí la batalla comienza con unos navegadores que parecen que han encontrado de nuevo la ruta del océano pambolero. Mientras los gigantes molinos no soplan en el viento, ya que también se ha encaprichado con su gigantesca torre mete goles; la han castigado, para ser escarmentados todos. La naranja promete de nuevo, pero para el 2010; los lusitanos prometen, para regresar por sus tesoros jamás encontrados. Portugal 1 - 0 Holanda.

Kaiserslautern. Alemania. O cuidad chiquita y preciosa. Pueblo romano germano, honrad con majestuosa presencia el levantamiento del dios italiano. No niegas tus raíces como sede mundialista, y permites ante la pifia de negro, un colapso del batallón koala, para ser ganado el juego por la encarnación de tu Alejandro "Toti" Magno, y clavar la daga siciliana al borde de tu eliminación, esa es tú historia. Gracias y te veré en Hamburgo, te seguiré a todas partes con tu fina presencia, tus hermosas mujeres (para mi las más hermosas) y tu candado mágico. Italia 1- 0 Australia.

Colonia. Alemania. Nunca te pusimos atención, seguíamos creyendo que tus manteles largos en los Alpes, tus riscos admirados por la geografía mundial, y tu mente siempre puntual, nos ponía en tus perfectos relojes, que tú compromiso no es hoy sino el 2008 cuando organices con Austria la Eurocopa. Ahí en la catedral que espanta por su literatura regional. Ahí donde el gigante Rhin fluye con ganas de nunca envejecer nace el corcel negro, el más soviético de todos, pero el más gitano en cuanto a fútbol dictamos. Te extrañare Köln. Por que jamás había entendido la causa de Lutero, y hoy veo el progreso cultural en los amaneceres blancos de las 5:15 de la mañana, donde el frío de verano no deja dormir al latino. Ucrania 0 (3) - (0) 0 Suiza.

Dortmund. Alemania. ¡Soooy, soooy brasilero! ¡Soooy, soooy brasileiro! Cantan, bailan, surgen de todos lados. Están en su presentación mulata, original del amazonas; otros son los latinos que ponemos siempre el peso en ellos de lo que nunca ganamos;
aquí la mayoría son sajones; pero los negros, los amarillos, todos cantan igual. Sólo tú torcida se atreve a vivir sin miedo, y hoy ante la ausencia de los pecados publicitarios de tus grandes figuras, sabes que la crítica seguirá siendo dura. Pero si en 5 mundiales las únicas derrotas que tienes son con Argentina de Diego y Caniggia, y la poderosa Francia que te pone el destino ya envejecida, no creo que te olviden. Además de jugar todos los partidos desde 1994. Nunca alcanzado, jamás pensado. Gordo, tú ya enamoraste a una cuidad, esa que te dio la igualada en la historia, y días después la faena como en tus tiempos del Barca, harías la osadía. Dortmund lleva días sin dormir, para poner ya las placas que recuerden lo mismo de cada cuatro años, aquí estuvo Brasil. Brasil 3 - 0 Ghana.

Hannover. Alemania. Un calor de ratos, un frío prolongado y el clima raro del norte de la baja Sajonia espesaban los juegos. Te vestiste de gala, bella cuidad artística, y cobijaste a las culturas más parecidas entre sí, pero más dispares en la contienda deportiva. Ahí donde me regalaste una noche de olvido al paso tricolor, y un fin de semana que se quedará rasgado en mi memoria por su ópera sabatina, cerraste el telón con el mago de la década, ése que al ver a su amigo madridista en el suelo al recibir su conjuro en el tercer tanto galo, fue a la tribuna para decirle adiós y esperar pasar la estafeta al nuevo hechicero del balón. La marsellesa deja sus mejores tonos, para meter a todos los glorificados campeones, en la misma instancia, y dice mi ancestro José Alfredo: "y con la misma gente". España, ya podrás visitar el loquero con los mexicanos. Así somos. Francia 3 - 1 España.



¡Basta!

Sólo por un respiro, que mañana seguiremos hablando de fútbol, comiendo salchichas, bebiendo cervezas, ya que el viernes gozaremos con lo mejor. Enrique Beas.