Sunday, July 02, 2006

La Fiesta Alemana

Hamburgo. Alemania.
Por:
Enrique Beas.

Aquí es donde me agarro la fiesta alemana de nuevo.

Un lugar que de noche se transforma y solo de putas sabemos. Aquí donde las tetonas, perdón, las teutonas se desnudan pintadas de sus colores, con bundestangas. Aquí donde el sexo es su cuarto comercio, y donde la bellaza del lugar deja perplejo a todo ente que goza de la copa, me queda claro que Alemania está lista para dar el siguiente paso en su historia. No sé si exagere como siempre, pero cada día que pasa entiendo al fútbol como el fenómeno más importante y masificado del mundo entero. Hoy ni una religión, ni un político y ni un artista, mueve lo que mueve este blindado y publicitado deporte. Ahí es donde los alemanes le gritan al mundo sus cambios, aprovechan el reflector y hacen de sus títulos, pretextos absolutos para anunciar algo.

Basta recordar 1954 y hacer el milagro de Berna, un aviso del milagro económico alemán, después de comerse sus cenizas. Ahí en plena flama política entre dos ideas de concebir al mundo, el Occidente plagado de realidades venideras, alberga y grita su desarrollo en 1974, estaban listos para ser de nuevo una potencia. Su momento más feliz de la historia lo festejaban ya los federales con los demócratas en 1990. Y hoy, ya le presumen al mundo su mercado, ya olvidaron su pavor por el famoso pasado que no dejaba dormir. Ese mito citadino de muchos secretos guardados son olvidados por fin o encarados, con una generación que se despide de la tierra nacionalsocial escuchando de nuevo el grito al cielo alemán, ése que no es sinónimo de nazismo, sino de patriotismo.

Están a dos pasos de ver en Berlín el desfile de su nuevo pretexto deportivo, para enseñar en sociedad su nueva y fructífera realidad.