Sunday, July 09, 2006

Editorial














Por otra página dorada
Por:
Alberto Guadarrama

Han sido incuestionables y serán inexorables, siempre las agencias las ofrecen como destinos turísticos, Francia y su capital París, Italia y su capital Roma. Ambas naciones se encuentran entre las más visitadas por los turistas terráqueos.

Hoy la sede es neutra, ni será el Coliseo, tampoco la Ópera, para nada San Siro y mucho menos Saint Denis, la final inédita es en Berlín. Comparar ambos países es hacer una larga lista histórica de encuentros y desencuentros, puntos convergentes y divergentes, de recorrer el Imperio Romano y el Renacimiento para fluir en las monarquías absolutistas, admirando las nuevas tendencias artísticas del XIX.

El próximo domingo no sólo disputarán turistas también un orgullo histórico de su mayor pasatiempo. El próximo domingo es de elecciones entre la cuna florentina de arte renacentista y el barroco versallesco, el próximo domingo se conquistará un rectángulo verde ya sea con el campanario de Notre Dame o el fresco de la Capilla Sixtina, el próximo domingo la victoria será coronada, la duda persiste si habrá un Arco o un Obelisco, el próximo domingo se marca una época histórica dominada por el balón en ambas naciones, es necesario revivir a Miguel Ángel para que represente a los guerreros azzurra, abran la tumba de Toulouse-Lautrec porque tiene el encargo de pintar al bailarín más famoso del mundo.

Conversar de Francia e Italia es remitirse a la formación de Occidente, es recordar que nuestro mundo, nuestra identidad y nuestra cultura es una amplia fusión de la Antigua Galia y la Roma Imperial. Hablar de Francia e Italia es tocar puntos artísticos, lúdicos, ideológicos e imperiales.

La final girará en torno a la cabeza del astrólogo Doménech y el meticuloso Lippi, ambos con estrategias muy similares, la formación es 4-2-3-1. Tal vez se neutralicen, es muy probable que no haya goles, pero siempre habrá un elemento arriesgado, sagaz e irreverente que revolucione el orden social. Ya no es Napoleón ni Marco Aurelio, tal vez lo sean Zidane y Totti.

No todos son elementos del ayer en Italia y Francia, todavía tienen que seguir admirando al Mundo que los contempla anonadados.

1 comment:

Anonymous said...

Where did you find it? Interesting read » »