Wednesday, July 12, 2006

Final y Tercer Lugar

Donde sea. Alemania.
Por:
Enrique Beas.

Nadie me advirtió qué tenía que hacer al final.
Un cuarto blanco. Una cama más dura que el suelo. Sumergido en
narcóticos para darle valor a la experiencia. Realidad alterada de
todo lo qué paso... cómo paso... dónde paso. Se me olvido amar. Se me
hizo veloz o lento. Fugaz o eterno. A estas alturas donde los brujos
al despedirse se equivocan, ya me da igual. Nunca supe que había más
cosas en juego que un par de tetas extranjeras. Mi esquizofrenia se ha
apoderado de mi. Quiere darle un matiz de nostalgia a la aventura sin
tiempo. Nunca traía reloj. Vaya locura.

Stuttgart. Alemania.
El cubismo deportivo a su máxima potencia. Una
narrativa alterna que va más haya de los campos del hipertexto. No
era un festejo del tercer puesto, era la final misma y adelantada. Una
teutona veía en mi su descendencia, yo solo veía en ella una mujer
recapacitada del triunfo nacional sumergida en cebada. Menos mal que me
dedico a los deportes. En la capital de Baden- Wurtemberg veo los
tonos de una sociedad que creció en los campos automotrices, su
tecnología la mezclan con sus jardines llenos de fuentes para el
uso de la reflexión humana. El Rathaus (palacete político) murmura su
grandeza. Ahí más de 70 mil alemanes cumplen su deseo. Los lusos
despiden a su grande. Adiós Lucho. La figura ya es el gigante de
Klins, el hombre que ya se cotiza en norteamérica. Enormidad veo esa
noche, todo era enorme, la mejor organización de un Mundial, el mejor
festejo casero, el juego más alegre de la ronda final. Había que
cerrar la agenda en doce horas enfrente de la puerta de Brandeburgo.
La copa parecía que terminaba a las dos de la tarde, después que
Podolski regalo balones y cantó con los eufóricos alemanes. Esa noche
comprobé que Alemania sólo quería un pretexto para festejarse como
sociedad.

Alemania 3-1 Portugal.

Berlín. Alemania.
Estoy buscando un pretexto para vivir aquí. Tu
cultura es inagotable. "Por que ahí donde queman libros acaban
quemando hombres"... Heinrich Heine. Yo prefiero ver la quema de sus
juegos al hacer trabajar a la mente y ver dragones festejando con el
tetra campeón en el precioso e imponente Olimpia Stadion. Ahí la
incredulidad de la FIFA al no premiar a los italianos con un mejor
jugador del torneo por miedo del futuro de su mafia y su corrupta
liga, me deja dudas en la toma de poder del organismo. Menos mal le
dieron el balón dorado al hombre que le tendrán que inventar una nueva
pieza de ajedrez. La eterna importancia del rey será para Pelé. La
magnífica picardía en todo el tablero de la reina es para Diego. Y
Zizú nunca fue peón, ni torre, ni alfil; cuál tendrá al ser el último
de estos linajes merlinezcos de grandeza? Se acabó. Italia nos regaló
el recuerdo, la copa las dudas y el festejo la memoria, esa que nos
pondrá a trabajar en los tiempos, para que cuando se acabe la era del
fútbol y entremos a los androides deportistas, veamos con claridad en
los medios electrónicos manejados por simios evolucionados que la
azurri se llevó la estatuilla áurea en el 2006. Un mundial que nos
volvió a regalar para los fanáticos del noble y vicioso deporte los
mejores momentos del verano. Chose. Carpetazo. Gracias por el
recorrido de las sedes y sus comentarios. Los veo en África, ahí donde
el diamante es bueno.

Italia 1-1 Francia (5-3 en penales).

¡¡ITALIA CAMPEÓN
Felicidades!!

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